A Nelo las Reinas Magas le han traído un paquete de chuches, un lanzador de pelotas nuevo, un hueso relleno, un pañuelito quillo y un arnés. Lo que fue elegir el arnés, ni os lo cuento. Fuimos él y yo a la tienda, ahora ya sabe que los reyes y las reinas no son reales, valga la paradoja, y es mejor que elija él los regalos, sobre todo si son de ponerse. Pero está en el momento ese en que ir a la moda pasa a un primer plano y se tira una hora para concretar cada elección. Primero fue el color: que si rosa no que me hace mucha pluma, que si marrón está muy visto, que si con tachuelas es muy cutre... Luego el material, el modelo, la calidad y la forma. Pensé que no acabaríamos nunca. La dependiente se estaba poniendo lila de contención y yo no sabía a dónde mirar. Al final, lo elegimos (porque, como comprenderéis, tuve que imponerme) de nailon suave, con ajuste de cuello regulable, encajes de plástico y enganches de metal niquelado, todo ello en negro con estampado de huellas de pezuña. Le queda bien y está contento. Con él puesto, lo llevé a la cabalgata; quiso estrenarlo antes de hora y ahí sí que no hubo modo de convencerlo. Así que, nada, salimos al pueblo y a la que vio las carrozas y el gentío se volvió majara, lanzándose como loco a pillar caramelos y con una excitación y un estado de nervios que me puso de los ídem. Y menos mal que no había camellos, porque igual le da por subirse a uno y párale las patas. Ya le dije: "¡Nunca más, ¿eh? Nunca más!"
Ahora está más calmadito y contento con su nuevo look.
Volvemos al trabajo intenso. Feliz rentrée!!
La frase del día: Confieso que un día salí de un bar sin pagar. Tendría más mérito si hubiera consumido.
Oscar Dalmau. EGD
jajaja, tremendo Nelo!!! gracias Franky por éstas historias que divierten la vida!
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