jueves, 2 de mayo de 2013

Delicadezas de un perro venido a más

Nelo es como la princesita del guisante. Si puede dormir sobre tres colchones, no elige estar a mi lado en una simple jarapa. Por cuestión de lavadoras, una de sus camitas (la más alejada de mi habitación y del estudio) ha aumentado de grosor y, desde entonces, se instala en ella sin la mínima deferencia a la compañía que, desde que llegó, hemos mantenido con sólida fidelidad. Es, lo que en catalán llamamos, de la pell fina. Ayer, lo recriminé por ello, pero como después de tantos días de lluvia habíamos salido a correr, estaba tan profundamente dormido (sobre su triple cama), que ni se enteró. Me lo quedé mirando desde mi sofá chaise longe, pensando que si prefiere los tres colchones a mi cercanía
es porque compartimos el mismo habitáculo y sabe que no me voy a ir. Si lo hiciera, pondría aquella cara de "a qué viene esto" que se le dibuja cada vez que cojo las llaves a destiempo. En esos casos, tengo siempre que advertirle que vuelvo en seguida y él lo acepta con un nudo en el estómago. Es lo que tiene venir del maltrato y el abandono. Hay que entenderlo. Con lo que pasó el pobre en su tierna infancia, bien merece dormir sobre una montaña de colchones, al fin y al cabo, yo nunca me iré.

La frase del día: Avui l'amor, per fi, retorna a la ciutat.
Manel

3 comentarios:

MCMontagut dijo...

Se merecen las comodidades que no tuvieron antes. Ya sabemos que su amor es para siempre, no como otros amores( o desamores)....

Isabel Franc dijo...

Me pregunta Nelo que dónde puede comprar tus libros, que le ha gustado mucho tu comentario.
Besos (y lametones, claro)

Isabel Franc dijo...

Magnífica forma de publicidad, venta colchones, le paso el link al quillo.