jueves, 1 de mayo de 2014

De nuevo Nelo

Hace tiempo que no hablo de él y es por una razón muy simple: no evoluciona. Diríase que se ha quedado en un estadio infantil del que le cuesta salir; una especie de síndrome de Peter Pan canino en donde el único interés son las pelotitas, preferiblemente, pequeñas, amarillas y peludas (o sea, las de tenis). 
En términos relativos (y, en especial, los relativos a la custodia de la casa) podríamos afirmar que ha desarrollado una inestable faceta adulta, ya que, cuando oye un ruido ladra tal cual fuera un auténtico perro guardián. Semejante machurilismo se desvanece en cuanto la puerta se abre y ve al sujeto o sujeta en cuestión que ha provocado su desaforo perruno. Por lo general, babea y se sume a los saludos del/la visitante al tiempo que agita el trocito de cola que le dejaron. Pero, puede, también que simplemente se acojone y sus ladridos se conviertan en lejanos lamentos llegados desde debajo de la mesa, cama o sofá más cercano. 
En fin, lo dicho, que su evolución es más bien escasa. Aun así, está super simpático, monísimo y hecho un jabato. 

La frase del día: Mi meta en la vida es ser tan buena persona como mi perro ya cree que soy.
Autora desconocida.

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