domingo, 23 de agosto de 2015

Paradojas municipales

Vivir en una casita baja tiene sus inconvenientes y... mira tú por donde, no vienen de la infraestructura en sí sino de los caprichos recaudatorios del ayuntamiento. En un determinado momento, les dio por cobrar un supuesto vado por el que podíamos, según sus cálculos, introducir el vehículo en el patio de mi casa que es particular. De nada sirvió impugnar la decisión municipal, argumentando (incluso demostrando si hacía falta) que el coche no entra ni con calzador ya que habría que ponerlo completamente recto y no hay espacio material para hacer la maniobra, eso contando con que la puerta abriera del todo, circunstancia que no se da. Tampoco es habitual ni agradable guardar el coche en medio del jardín, pero entendí que ese no era argumento válido. De hecho, ni siquiera lo fue para mis vecinas, mostrar que un árbol ocupa parte de su entrada. Tuvimos que pagar y, además, con recargo por no haberlo hecho en su momento. Colocada la placa de vado, resulta que no puedo dejar el coche delante de la puerta de mi casa, ¿cómo sabe la eficientísima policía municipal que el coche es mío? No es más que un vehículo aparcado en un vado y por lo tanto susceptible de ser sancionado (el binomio uniforme / sanción les pone un montón; ¡uy, qué bonito pareado!). Resultado final: desde que pago un supuesto espacio de aparcamiento no puedo aparcar ni dentro ni fuera de mi casa. ¡¡Brillante paradoja!! 
¿Por qué no se dedicarán a la comedia? No incordiarían tanto y ganaríamos grandes figuras. 

La frase del día: La estupidez humana es la única cosa que nos da una idea del infinito.
Ernest Renan

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