Sentimiento lluvioso en Toulouse

Una ciudad desierta con lluvia y un frío perro, nadie en la estación para acogerte, para orientarte. Por suerte, pude encontrarme con mis editoras francesas (Éditions Dans l'Engranage) un amor ambas, juntas y por separado. El programa, muy interesante aunque algo apretado, y dos días de espera para mi intervención. Cierto, siempre sacas algo de interesante (lo mejor, un encuentro con Michèle Causse, la traductora de Ladies Almanach al francés, la mujer que entrevistó a Djuna Banres y cuyo texto aparece en la edición de Egales), pero es que yo no iba a compartir la hermandad lésbica sino a dar una charla. A veces, se confunde la militancia con la actividad que cada una ha elegido para subsistir (en todos los terrenos). Dos días de espera entre la confraternización, el aburrimiento y el sentimiento, ya antiguo, de que para sentirme sola entre 400 lesbianas, prefiero estar sola conmigo y mis mascotas. El tercer día, ya sin lluvia hago mi intervención con la mitad de público, la noche anterior hubo una fiesta y las madrileñas, (Toxic Lesbian) simpatiquísimas, se habían ido porque en la comunidad central no es festivo; y todo son velocidades, firma de libros, "nos has hecho reir", bocadillos para llevarme en el tren, una chica de Colombia o de Bolivia (no me acuerdo) que vive en Bélgica y me dedica un "qué linda estás" al verme vestida a lo Patty Smith para dar mi clownferencia (las bookstarts sufrimos de hipersensibilidad a los piropos), y te tienes que ir. Me habría gustado platicar un poco más con ella ¿qué se te ha perdido en Bélgica?, por ejemplo. Pero el tren no espera. Y, como soy un desastre, para colmo, me equivoqué en el horario y me tocó estar dos horas en la estación.
De todo se aprende, es cierto, a partir de ahora esta cómica de la pluma pondrá sus estrictas condiciones antes de desplazarse, incluyendo caché, qué penita.